Es necesario entender que la recreación no puede quedar dentro de la educación formal como una mera actividad compensadora, canalizadora de energías, ni tampoco como instancias para el descanso de la tarea ardua y rígida que el sistema educativo propone diariamente.
Desde nuestra concepción la recreación es un hecho innato de todos nosotros, es por ello que se hace necesario brindarle el lugar que debe tener en todo dispositivo educativo. Pero de qué dispositivo estamos hablando? Obviamente de un dispositivo que no se base solamente en la reproducción de un saber que viene de otro, ni tampoco como un mero dispositivo disciplinador y represor.
Toda institución educativa que se aprecie de tal debe portar un dispositivo posibilitador, esto es que contemple realmente las características de sus participantes. El desafío de todas las instituciones sociales está en formar sujetos conocedores pero a la vez concientes de si mismos y protagonistas de su propia historia, que sean capaces de apropiarse de su realidad transformándola.
La necesidad de los sujetos de recrearse se redimensiona en el cualquier ámbito educativo. Sin embargo hay que preguntarse ¿ en qué medida pueden los sujetos satisfacer esta necesidad ante las exigencias de un sistema que privilegia la imposición frente al protagonismo y el razonamiento libre?.
Estamos convencidos que se deben abandonar los caminos equivocados que se han recorrido en lo educativo.
Esto obliga a las instituciones a criticarse, refundarse para no seguir reproduciendo un sistema que aliena y excluye y solo premia al ganador y más competente, con el énfasis en la competencia. Hay que aceptar que los sujetos que están en el proceso de aprendizaje hoy pueden tener necesidades diferentes y hay que atenderlas. Deberán , entonces , las instituciones educativas tomar posición sobre la realidad social criticando, proponiendo y produciendo.
Nuestra propuesta de intervención social desde la Recreación está enmarcada en la perspectiva amplia de una construcción de nuevas relaciones de comunicación y de nuevas relaciones de poder y dominación. Estas implican encarar a la diferencia no como un rasgo inferiorizante, no como un aspecto que me reafirme por la oposición al otro, sino como la posibilidad de descubrir nuestra relatividad cultural y nuestra posición de productores sociales (F. Willat). La posibilidad de reconocer al otro en la diferencia nos está dando la oportunidad de reconocer esa relatividad cultural que de otra manera es vivida como simple normalidad.
Las condiciones para la construcción de esas lógicas que mencionamos serán posibles en el momento que apostemos a una pedagogía del acompañamiento. La misma apuesta a generar condiciones más humanas para el aprendizaje de los sujetos. Creemos firmemente en el desarrollo de lo grupal como experiencia de resistencia, portencializadora del sujeto y por ende de una nueva sociedad. El apostar a lo grupal implica el intervenir en todo proceso de aprendizaje desde una posición que se base en el generar y sostener al mismo, y a su vez acompañar todas aquellas manifestaciones, desafíos y búsquedas que en él se den, como también el establecer estrategias y aplicar herramientas propias de una educación participativa.
Por ello proponemos a la recreación y a las acciones lúdicas como privilegiadas para el potenciamiento y desarrollo de una nueva sociedad construida entre todos.
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